jueves, 10 de diciembre de 2009

Masacre

Muchas veces me encuentro con esta sensación, mirando el papel, “has que pare ¡HAS QUE PARE!” es un dolor intenso entre las sienes, un dolor que ha roto las barreras de lo psicológico y emocional para volverse un dolor físico, un taladro fijo en mi mente y la sangre manchando las murallas de la habitación.

“¡HAS QUE PARE!” Ruego e imploro, pero acelera, lágrimas surgen en mis ojos y para ese entonces el agujero se abre en mi cabeza y la parte en dos.

Es inevitable, es parte de la soledad, nadie aprieta el gatillo. Masoquismo puro, suicidios diarios, fuertes, trágicos, dramáticos y ¿para que? Para dejar un hoyo en el mundo.

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